lunes, 16 de junio de 2014

Adolescencia 1.- mi prima, tercera parte

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Me incorpore, me puse de pie, cogi mis calzoncillos y mi pantalon y vovi a vestirme.
Mi prima ambien se puso de pie, se puso de espaldas a mi, y no hizo falta ninguna palabra para saber que queria, le desabroche la cremallera de su vestido y este cayó a sus pies, quedandose solo vestida con unas pequeñas braguitas estampadas. Se las quito, rapida y nerviosamente, como siempre cuando se desnudaba, con la misma verguenza de la primera vez, y si preguntar se tumbo sobre ka alfombra boca abajo.
Me puse de rodillas a su lado y empecé a acariciar su espalda y su culo, todo lo suave y lentamente que puede hacer un niño de apenas 12 años, mas bruscamente que un experto adulto, pero mas suave que cualquier otro niño de mi edad.
Tras largo rato dedicado a sus nalgas le pedi que se diera la vuelta, al hacer esto siempre descubria los pequeños cambios morfologicos que el cuerpo de mi prima experimentaba muy poco a poco, se estava haciendo una mujer.
Mi prima no tiene unis grandes pechos, ni tan siquiera unos de tamaño normal, mas bien son pequeños, pero ese pequeño bulto iniciatico me encurisia lo suficiente como para entretenerme un rato jugando con ellos, aun poco habilmente, pero descubriendo que le gustaba, que le estimulaba y que no.
Baje mi mano por su plano vientre, si bien de pechos pequeños, he de admitir que mi prima siempre ha sido delgada y ha tenido unas muy buenas formas, hasta llegar a su pubis, acaricié con la mano abierta por encima de su vagina, en las ultimas veces habia descubierto que al llegar a este punto existia la novedad de que mi prima se estremecia un poco, y entrejugue con sus labios superiores, aun sin mas, habia de pasar un tiempo para que mis dedos inspeccionaran ese desconocido mundo y descubran el clitoris y las maravillosas reacciones que el jugar con el producia en las mujeres.
Estuvimos asi gasta llegar el momento de terminar. Me incorporé apartandome para que Angeles se pudiera levantar y vestir, la ayude a subir la cremallera del vestido.
Lo normal hubiera sido volver a empezar los turnos, pero por precaución no lo hicimos, mi madre, a diferencia de mi tia, solia volver pronto, por lo que volvimos a jugar al parchis, eso si, tocandonos de vez en cuando por encima o pir dentro de la ropa y mostrandonos nuestros sexos muy breves momentos.
Oimos las llaves en la puerta, el juego terminó, ya habrá otro dia."

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